Recordando

26.02.2011 23:05

En estas fechas previas a la convocatoria de las elecciones municipales, echo la vista atrás y recuerdo el trabajo que llevé a cabo en el gobierno municipal en los casi dos años que tuve responsabilidad en las Delegaciones de Medio Ambiente y Paz y Solidaridad.

Recuerdo, por ejemplo, cómo en los albores del 2008, en la Delegación de Medio Ambiente se consideró oportuna una campaña de promoción del comercio cercano, en la convicción de que cada gesto individual contribuye, para bien o para mal, en la conservación del Medio Ambiente, y que, en nuestras manos está parte de la solución a los problemas medioambientales. Simples cambios en nuestro estilo de vida, que se contagien a varias personas, ayudarían a paliar el deterioro del planeta.

Y así, en dicha campaña, que se llevó a cabo en colaboración con la Delegación de Desarrollo Económico, se recomendaba llevar nuestra propia bolsa a la compra, reduciendo el consumo de las de plástico, o la reutilización de las mismas (acostumbrándose a llevarlas desde casa). Contaba en la rueda de prensa previa, que una bolsa de plástico normal tarda 100 años en descomponerse, y las biodegradables 60 días, que la producción de las bolsas de plástico genera una enorme cantidad de gases contaminantes que se emiten a la atmósfera, y después, si no se reciclan, terminan en ríos, mares y océanos, ocasionando la muerte de muchos animales tras su ingesta, y en nuestros campos perjudica igualmente, el propio presidente de la Asociación de Comerciantes de la Plaza, con la que colaborábamos en aquella campaña, me comentaba cómo, cuando se enganchan en las vides, impide su desarrollo. Por eso, uno de los reclamos de aquella campaña era una bolsa de algodón que regalaban los placeros, señalando que había alternativas a las bolsas de plástico. Esta campaña se hizo antes de que lanzara su famosa campaña el Carrefour, entonces hablé de la interesante apuesta de algunos comercios por las bolsas de papel, pero insistiendo en que lo ideal era seguir los principios básicos en ecología de las tres erres, primero intentar reducir, llevando nuestra propia bolsa de otro material, si no, reutilizar las bolsas, a ser posible biodegradables, por último reciclar siempre, no tirarlas en cualquier parte.

“Reducir, reutilizar, reciclar, gestos de colaboración con el medio ambiente –decía entonces-, como el gesto de consumir en el pueblo, ahorrando combustible y emisión de CO2 a la atmósfera.”

La bolsa llevaba el lema de “Lleva-TELA de Plaza”, lleva tela que no plástico y, al decir “de plaza”, recomendábamos la compra en el comercio tradicional, no antiguo, porque nuestros comercios han de modernizarse y ponerse a la altura de las exigencias de los consumidores actuales, y aunque la campaña se hizo con la Plaza de abastos, representativa del comercio cercano que defendíamos y defendemos, también nos estábamos refiriendo  a las carnicerías, pescaderías, o fruterías de barrio, e incluso a la pastelería, o joyería de la Plaza principal del pueblo.

“LLevártela de plaza –señalaba en aquella ocasión-, como el que se la lleva de calle, es conquistar y reivindicar el valor de lo cercano, dejar el coche en casa y comprar paseando, parándote con unos y otros, con tus vecinos. La campaña está por el consumo responsable, hecho con cabeza y amplitud de miras (hacia el futuro), porque el consumo local contribuye al enriquecimiento del pueblo a todos los niveles". Se hizo un folleto que explicaba todo esto.

Hice alusión a estudios, a nivel europeo, en cuanto a alimentación, que determinaban que los hábitos de compra, cambiando las tiendas tradicionales, las plazas de abastos o los mercados de agricultores, por las grandes superficies, estaban generando varios problemas, como la disminución de la variedad de alimentos disponibles, al sustituir alimentos locales y autóctonos por alimentos globales, la imposición por parte de unas pocas empresas de sus intereses a los agricultores y a los consumidores, además de vaciar los centros de las ciudades, y fomentar el consumismo y el gasto (también trabajaba entonces con un grupo de personas interesadas en promover la agricultura ecológica y autóctona en la comarca, y se me notaba) .

“A lo que debemos ir -concluía-, y es lo que tratamos de transmitir en esta campaña, es a la innovación orientada a satisfacer las necesidades de alimentos cercanos y de calidad, favoreciendo un desarrollo sostenible social, económica y ambientalmente.”

Bueno, si 20 años no es nada, tres es un suspiro, y hoy por hoy no está mal recordar aquella campaña y sus pretensiones.