Fernando, que tomó el nombre de sus padres, Marcos y Ana, para formar su seudónimo: Marcos Ana, nos visitará el día 11 de marzo para inaugurar la Biblioteca, que llevará su nombre. Para ello hemos preparado una pequeña selección de algunos de sus versos, mientras repasamos su biografia.
Marcos Ana, considerado el decano de los presos políticos durante el franquismo, al permanecer recluido ininterrumpidamente 22 años y 7 meses, describía su vida de entonces en un breve poema
MI VIDA
Mi vida
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo
por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas.
Los sufrimientos y penalidades de ese encierro en el que ingresó un muchacho de dieciocho años y salió en libertad un hombre de cuarenta y uno, debieron doler de manera especial a una mujer, en la piel de quién hoy nos ponemos nosotras: su madre, cómo bien reflejó en uno de sus poemas.
Mi madre era “Ana Santa”,
un puñado de carne consumida,
arrebujada y sola en el silencio.
Que murió de rodillas –me contaron-,
crucificada sobre un leño de llanto,
con mi nombre de hijo entre sus labios,
pidiendo a Dios el fin de mis cadenas.
Hoy hay madres que rezan todavía
-miles de corazones prosternados-
por sus hijos heridos en las sombras.
y otras que luchan, golpean
las puertas de la tierra,
exigen a los hombres la muerte de los muros.
(Fragmento de “A los católicos”)
Pero Fernando, encarcelado por luchar por un mundo mejor, mas libre, y con mayor justicia social, no se conforma, y desde la cárcel grita y no renuncia a su sueño.
MI CASA Y MI CORAZÓN
(sueño de libertad)
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
abierta siempre a los hombres,
al sol y al aire.
Que entren la noche y el día.
Y la lluvia azul. La tarde.
El rojo pan de la aurora.
El campo: sus verdes mástiles.
Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales.
Ni la golondrina, el vuelo.
Ni el amor, sus labios. Nadie.
La casa y el corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
el sol y el aire.
De la experiencia carcelaria de Fernando, sobre todo en el Penal de Burgos, nace la voz poética de Marcos Ana.
PRISION CENTRAL
Muros hirsutos. Ásperas cortezas
donde el hombre se duele cada día.
Apretada oquedad de llaga y fosa.
Socavón de Castilla. Lento espanto.
Catedral invertida hacia la tumba,
bajo una piel de piedra cancerosa.
Hay un árbol, aquí, pleno, enterrado,
de corazones vivos, que semejan
tréboles rojos en la luz borrosa:
muchas hojas, sin sangre, van cayendo;
mas su raíz fosfórica florece
una bandera abierta en cada losa.
Y en esta pena oscura donde habita
mi corazón en sombras, ya tan sólo
la luz de esa bandera es asombrosa
Fueron determinantes las lecturas de Antonio Machado, Lope de Vega, Quevedo, García Lorca, Alberti y Miguel Hernández, en libros que sus compañeros pudieron pasarle clandestinamente, que el preso leyó y le inspiraron sus primeros versos. En este contexto surge su poética, expresada en el siguiente soneto
NORMA
Quiero que mis poemas tengan hueso
y estructura de piedras palpitantes;
verlos siempre de pie (torres errantes
de la vida y el hombre), por su peso.
Capaces de ser bala y de ser beso,
cantos de paz o puños resonantes;
azules como el rayo o verdeantes
como olivo maduro... Que su espeso
son a metal, colmena o bosque herido,
suba desde mi sangre, tensamente,
a otro labio desierto y perseguido.
¡Versos con alma y versos con simiente,
con atléticos hombros y un erguido
pueblo de corazones por su frente!
Y aquél joven ávido de libertad y justicia, escribió una carta urgente a todos los jóvenes del mundo, con la que terminamos, cuyo mensaje sigue vigente, y que nosotras las mujeres de Izquierda Unida hacemos nuestro
Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.
(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)
Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
Si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, que cerrojos,
Que murallones, qué puertas
no vencieron vuestras voces
en un alud de protesta?
(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico, sus piernas.)
Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez, y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.
(Fragmento de Carta urgente a la juventud del mundo)
